domingo, 21 de diciembre de 2008

♠ 5:13


||Rivsie @ 5:13

[Cerca de Polaris Port. Navío inglés y Jerjes, el Tirachinas Volador]

La fuerte brisa mecía las velas semi desgarradas del navío inglés, los marinos destripados gritaban al cielo y el estruendo de los cañones resonaba por encima de todos ellos. O así debería de haber sido, ya que los cañones llevaban ya un buen rato sin ser disparados, y el repicar de las espadas y sables se había ido deteniendo paulatinamente, quedando ahora reducido a gruñidos y malas miradas.

Y es que, en el puente de mando, los capitanes combatían. No era una pelea relativamente espectacular, pero los dos bandos bien sabían que de ella dependía en gran parte el vencedor de toda la contienda. Y aparte de eso, la mayoría de los presentes eran hombres, y el capitán inglés había hecho unos cortes más que interesantes en la camisa blanca de la capitana Eve Leadfoot.

- Tu estás disfrutando con esto, ¿no?- comentó ella desviando una estocada directa a su cabeza. Ella era una señori...una dam...joder, puede que no fuera una señoritinga de esas que llevan cinco capas de enaguas y toda la dentadura de una ballena sujetándola las tetas, pero tampoco era para arruinar su ropa. Además, ella no necesitaba sujeción alguna, vamos.
El hijo de su madre iba a contestar algo mientras las estocadas se sucedían, pero un berrido rompió el silencio imperante en el barco.

- ¡¡A POR ELLOS, CAPI!!- Marcy Naiper había vuelto de su excursión por las entrañas del barco, eufórica de alcohol, resaca y sangre, y se había dedicado a su práctica habitual tras las peleas: Impedir que los abordadores volvieran a su barco cortando las cuerdas. Sólo había un pequeño problema, ellos habían abordado a los ingleses.

Casi todos los piratas fueron hacia ella berreando noes, y finalmente, antes de darla su merecido, prefirieron saltar a la cubierta del barco pirata antes de que fuera demasiado tarde. Por suerte, Jelly Legs Bryan ya se encontraba allí, atando a sus tres candidatos a mister universo con unos lazos de raso rosa que guardaba para la ocasión.

- ¡¡¡ASÍ TE SODOMICE UN KRAKEN, DESGRACIADA!!!- aulló Eve Leadfoot, pasando olímpicamente de la antaño absorbente liza con el cansino ese para cagarse en toda la familia de su segunda a bordo. A esa no la arreglaba ni un paseo por la quilla. El capitán inglés, bastante inconscientemente, decidió aprovechar el momento para capturar a su rival, pero justo la capitana decidió escenificar como el enorme animal de las profundidades iba a lograr tal hazaña con pelos y señales, y uno de sus bruscos gestos con el codo acertó al pobre oficial en toda la entrepierna.

El inglés, de nombre Damian Gladstone, se derrumbó sobre los listones de madera, soltando la espada para cubrirse la entrepierna mientras ponía los ojos en blanco.
La capitana le dedicó una sóla mirada fugaz, pero le bastó para saber cual era su pasaporte de salida del barco.
Sin perder más tiempo, se colocó detrás de él y posó su hoja donde latía la carótida del capitán.
- Marcy, ve al Jerjes- ordenó, bastante más serena. O al menos en apariencia, porque una sóla mirada suya podía haber hecho explotar la Santa Bárbara.

Esperaría a que la ladrona estuviese al otro lado para lanzarla al hombre fardo y saltar detrás de él, segura de que con tal rehén les dejarían huir sin problemas. Y luego podían vendérselo al esclavista ese que tan buenos precios daba en Isla Moblancos, que los chicos guapos y fuertes le gustaban mucho. Nadie quería saber porqué, realmente.

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To be continued...