miércoles, 20 de agosto de 2008

Te voy a hacer sonreir ♠ 12:48


||Jacqueline @ 12:48

[Cerca de Polaris Port. Navío inglés y Jerjes, el Tirachinas Volador]

Y premio, el que la sigue la consigue y todos esos refranes tan monos que usaba la gente civilizada. En la parte delantera del barco acababan de caer dos de sus piratas a la vez, y eso era algo que reclamaba una espada más decente, como por ejemplo la suya. Y el hecho de que al inglés se le hubiera caído la peluca, revelando una cascada de mechones castaños, de que fuera almirante, y de que estuviera bien bueno, no tuvo naaada que ver en el hecho de que la capitana cortara el paso a Bryan poniéndole la parte roma de su espada en el pecho.
- Mío – declaró, antes de ir toda feliz a su encuentro, empujando a un par de ingleses para apartarlos de su camino e ignorando todo lo demás.

Cuando subió las escaleritas por las que sus dos subordinados habían caído tan estrepitosamente, se lo encontró recuperando su gorro del suelo, dado que la peluca que solían llevar los ingleses nadie sabía muy bien para qué, estaba arruinada.
-¿Nadie te ha enseñado a no dar la espalda a los invitados?- le preguntó burlona, pero por lo visto no estaba tan distraído como parecía, puesto que poco la faltó para ser ensartada de repente. La capitana soltó un silbido de apreciación.- La cosa se pone interesante, pero hace falta algo más para vencer a un capitán de barco pirata.

- ¿Capitana?¿Vos? – le faltó soltar una carcajada al inglés, mientras rodaba los ojos por el cuerpo de su oponente, alternando la mirada entre apreciativa, y despreciativa, como si le hubiera gustado más con un paquete de puntillas y faldas.
- Qué, ¿Te gusta la vista? – se rió ella, mientras le cortaba ligeramente el brazo. Podía haberle herido más, pero la expresión del rostro del inglés al saberse distraído no tenía precio.

~~~

- ¡Odio...! -el tacón de la bota fue a parar a las costillas, rompiendo una de ellas- ¡...a...! -otra patada. El sonido del hueso al romperse no hizo que se estremeciera- ¡...los...! -repitió el gesto- ¡...corsarios!

Volvió a darle una última patada. El pelo le tapaba parte de la cara;se lo colocó detrás de la oreja, jadeando mientras se alisaba los pantalones. Suspiró.

- Eh, cabronazo, ¿ya no tienes cuerpo para fiesta? -preguntó mientras, con una sonrisa en los labios, se sentaba a horcajadas sobre su abultado vientre, ahora amoratado por los golpes que Marcy le había propinado después de arrebatarle la navaja con la que su contrincante había intentado matarla- Vaaaamos -animó fingidamente, propinándole dos cachetadas en la mejilla, ensangrentada-, sonríe.

El hombre no respondió. La miraba con los ojos muy abiertos, atento a cualquier locura que a la loca de Naiper se le pudiera ocurrir. No es que tuviera muy buena fama entre los del gremio; ya se sabía lo mucho que se ensañaba con los corsarios cuando se topaba con alguno, fuera donde fuera. En aquellos momentos, miles de ideas macabras se le pasaban por la cabeza, esperando a lo que quisiera que la pirata iba a hacer con él.

Marcy ensanchó la sonrisa y alzó la navaja, poniéndola sobre los labios de él. Y seguía sonriendo; eso era lo peor.

El corsario negó con la cabeza. El semblante de la ladrona se tornó serio y, con el ceño fruncido, ladeó la cabeza como si de una niña pequeña sin entender la situación se tratara.

- ¿No quieres sonreir? -preguntó, falsamente preocupada.

El marinero negó de nuevo con la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. Podría haberse zafado de ella con facilidad, pero el miedo lo había paralizado. Se había topado con una psicópata.

Marcy sonrió. Una sonrisa demencial.

- Yo te haré sonreir.

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To be continued...