viernes, 22 de agosto de 2008

♠ 8:28


||Anónimo @ 8:28

2 Comments:


Blogger Jacqueline said...
yo quiero tocar ese hueco del ojo *_*
22 de agosto de 2008, 11:21  

Blogger Rivsie said...
Sádica.
Además, igual te muerde y todo
23 de agosto de 2008, 10:34  

Publicar un comentario

Home

[Sagres, La sombra del Kraken. En medio del océano]

1200 millas hacia el este, en mar abierto, un galeón portugués fondeaba meciéndose sobre las olas.
Sus tripulantes permanecían reunidos bajo el sol abrasador, acentuado por el reflejo que producía sobre la superficie, vociferando y bramando improperios, insultos y ofensas.
En lo alto del puente, con las piernas colgando sobre la cubierta, la segunda de abordo Flora Drake observaba la escena en apariencia sin ningún interés. Golpeaba la madera con los tacones y arrugaba la nariz cada vez que llegaba hasta ella el fétido olor que producía el capitán, muerto no hacía ni un día, y que permanecía en cubierta semitapado con un saco hecho jirones.

- ¡Yo dirigiré a esta panda de desden…hip…tados! - Zeff Madfire, cayó de culo sobre uno de los barriles de ron sosteniendo amenazadoramente una botella rota. Y digo amenazadoramente porque Zeff era uno de los tripulantes más temidos estando ebrio; cuanto más borracho iba, de mejor puntería gozaba.

Nadie osó rechistarle, aunque tampoco le dieron su apoyo. El ambiente se caldeaba rápidamente y los tacones de Drake seguían poniéndole la banda sonora. La escena se complicó cuando uno de los casi 180 tripulantes decidió tomarse la justicia por su mano enfrentándose al líder de otro de los grupos que se habían formado. En ese momento Drake saltó sobre la cubierta. Muchas cabezas se giraron parando sus movimientos en el acto. Unos segundos más tarde y la revuelta se hubiera saldado con algunos miembros menos.

No hizo falta que abriera la boca. Tras el capitán, el segundo de abordo era quien mandaba y no había más discusión posible. Aún así, los rumores de que Drake renegaría del puesto cobraban fuerza y eso hacia envalentonarse a la mayoría de los tripulantes. No obstante aquello quedaba lejos (muy lejos) de la realidad.

A Flora le gustaba ver las disputas de la que ahora era su dotación, esperando el momento límite para actuar, y cuando lo hacía sólo una persona era capaz de abrir la boca; el ya nombrado Zeff Madfire.
Aquel hombre había aparecido de la nada, dispuesto a enrolarse aunque no viera un duro por ello. Más tarde, se supo que huía de otro barco pirata con el que el Sagres acabó enfrentándose. Le perseguían, sus pequeños hurtos habían cabreado a los miembros de aquel navío y sobre todo al capitán. Y tenía suerte de haberse librado por los pelos antes de hacer estallar la pequeña embarcación que portaban.
Sin embargo, aquel capitán encontró pronto un barco y se puso en camino dispuesto a encontrarlo.

La batalla que se libró fue aburrida y descompensada. Los miembros del Sagres los superaban en número y, aunque intentaron sorprenderlos cuando la noche había caído, las dotes de todos los tripulantes hicieron que todo acabara por desgracia demasiado pronto. No obstante, el capitán concedió que el joven Zeff Madfire permaneciera entre los suyos después de observar lo habilidoso que era en cuanto a armas se refería. Aunque eso sí, había que tenerlo lo suficientemente borracho.
Drake se encargaba de vigilarlo para que no los traicionara. Aunque estaba deseosa de que lo hiciera ya que el precio a pagar era la muerte, y ella estaba ansiosa por rajarle de punta a punta el gaznate.

Sus miradas se encontraron, una más achispada que la otra pero ambas refulgentes de odio. Ninguno dijo nada, aunque Drake fue la primera en desviar la mirada dispuesta a poner orden en la cubierta.
- Así que… Tú crees que podrías ser el nuevo capitán ¿no? – Con los brazos en jarras se plantó delante de aquel que todavía tenía cogido al otro por la pechera, con una ceja alzada esperando una explicación.
El hombre titubeó sin contestar. – Porque quizá has olvidado quien está al mando ahora y que no dudaré en tirarte por la borda sin contemplaciones si intentas joderme.
Aquel hombre tragó saliva sonoramente mientras se alejaba con el ceño fruncido, visiblemente molesto.
- ¿Alguien más? – Nadie contestó, aunque Zeff le dedicó una bonita mirada desafiante. - ¡Pues a trabajar, panda de vagos! Vosotros dos, ocuparos del capitán. Tendremos que dedicarle un buen funeral… - Dos hombres se acercaron y agarraron el cadáver para llevarlo de vuelta al camarote. – ¡Ni se os ocurra meter ahí ese fiambre! Dejarlo a la sombra y engalanarlo ahí, llamad al médico y que él se ocupe del cuerpo. No quiero malos olores en mis nuevos aposentos. – Sonrió divertida antes de escuchar un resoplido a sus espaldas.

Zeff permanecía todavía sentado sobre el barril.
- ¿Algún problema, Zefferino? – Preguntó.
- El Sagres no es un navío que deba estar al mando de frágiles mujercitas. – Contestó entre dientes. - ¿Qué pensarán de nosotros cuando… hip… vean la panda de maricones en la que nos hemos convertido? … Argh, una mujer… - Sacudió la cabeza como si aquello no fuera comprensible de ninguna de las maneras. - ¡Nos darán por el culo en cuanto nos vean!
- Creo que eso ya lo hacéis sin necesidad de que os vea nadie… - La segunda de abordo chasqueó la lengua. – Y ándate con ojo, tuerto borracho, en este barco somos unas cuantas mujeres.
Zeff siguió mirándola con aversión, tocando levemente el parche que cubría el hueco de su ojo izquierdo y que al parecer se había volado, o reventado más bien, en una de tantas explosiones que había provocado. Se levantó trastabillando, sin soltar la botella que, olvidando que estaba rota, se llevó a los labios. Refunfuñó algo incomprensible y la tiró directa a la cara de Drake.
Suerte que gozaba de buenos reflejos y la esquivó casi a tiempo, aunque un nuevo rasguño apareció justo debajo del parche de ésta, como si Zeff hubiera querido recordarle que ella también era tuerta.

Flora Drake fue de las primeras que se enroló en el Sagres. Fue ascendiendo a pasos agigantados y pronto gozó del favor del capitán, en todos los sentidos. Se convirtió en su mano derecha, también en todos los sentidos, y dirigía el navío entre las sombras o esas eran las sospechas de toda la tripulación. Del mismo modo, también intuían que ella era la causante de la muerte del mandamás, pero nadie tenía el valor suficiente para decirlo. De su pasado no se conocía absolutamente nada, ni si quiera como había perdido el ojo. Ni tampoco que buscaba como pirata.
En resumen, Flora Drake era todo un misterio. Y poco a poco se había ganado el respeto de todos los miembros del Sagres. Bien era cierto que no hacía demasiado que la respetaban completamente y de verdad. Cuando el capitán todavía vivía ésta era su protegida, cuando comenzó a fallar ésta tuvo que trabajárselo y lo había conseguido al menos ante la mayoría.
El Sagres era un navío que tenía una historia y una reputación que mantener, y muchos como Zeff, opinaban que no lo conseguirían bajo el mandato de una mujer. Pero ella estaba dispuesta a sustentarla y sobre todo a mejorarla.

Aquel navío era un galeón de 38 metros de eslora y 10 de manga. Su armamento se componía de una veintena de cañones y una treintena de culebrinas que añadían a su gran velocidad un peligro evidente. En lo alto de la arboladura, compuesta por tres palos, ondeaba una bandera negra claramente pirata y semi-oculta entre las velas, que representaba una calavera rodeada por un tentáculo.

Era conocido como la sombra del Kraken por muchas razones.
El capitán había conseguido la embarcación mediante un trato no demasiado justo del que corrían muchas historias, y tras éste había decidido cambiar el nombre de Nuestra Santísima Señora de la Concepción por Sagres. El capitán era poco creyente, y había decidido borrar aquellas letras doradas por si era de mal fario llevarlo sin respetarlo.
Tras aquello, el Sagres ascendió en el ranking de navíos temidos.
Se contaba que el capitán tenía a su disposición un gran kraken, y por eso era imparable incluso sin viento. Además, ver a tal monstruo emerger completamente solo podía significar una cosa: la muerte. Y en cierto modo aquella leyenda no distaba tanto de la realidad, todo el que se topara con el Sagres no tenía opción alguna de salir con vida.

Etiquetas: , ,



To be continued...