martes, 19 de agosto de 2008

Asalto al navío inglés ♠ 9:58


||Rivsie @ 9:58

[Localización: Cerca de Polaris Port, Jerjes el Tirachinas Volador/Barco Inglés]

Mientras tanto, en la otra punta del barco, la lucha era algo diferente al igual que pasaba con la ladrona. Bryan no degollaba a los marineros, solía elegir entre ellos a tres para su colección y su posterior disfrute personal en el Jerjes. Sonriendo, ordenó a Bowie que ejecutase a aquellos que no habían pasado la selección y continuó la lucha pues sólo había conseguido una persona de su agrado entre aquellos contra los que había luchado. Sacó su daga de la atadura de su pantalón y continuó hacia adelante con sus clásicos rugidos de combate, entre la marabunta se encontró de nuevo con la capitana, y, tras terminar con la vida de un británico que tampoco era de su gusto, la saludó sonriente.

- ¿Necesitas una ayudita por aquí? ¿Alguno de tu gusto? Si quieres le digo a Bowie que te atrape aquel pelirrojo que no te quita ojo de encima - este giró a su alrededor como si estuviese danzando y arremetió contra el pelirrojo al que se había referido.
Luchó unos minutos con él esquivando sus ataques y dándole golpes para debilitarle y no terminar con él mientras esperaba la respuesta de la capitana, pero no fue lo suficientemente rápida.
- Tarde para la decisión, demasiado feo - dijo Jelly Legs mientras lo degollaba salpicándose únicamente con dos gotas de sangre.

La capitana Eve había permanecido unos minutos en el Jerjes, para defender el barco, hasta que se dio cuenta de que bastante tenían los ingleses con el suyo, y que se estaba perdiendo toda la juerga. Leadfoot agarró con parsimonia una cuerda, sacó su sable, y se dirigió al otro barco lista para dar canela con arroz, sólo para encontrarse dos minutos más tarde mirando el cadáver de un pelirrojo poco guapo.
- Sintiéndolo mucho, estás nominado para abandonar el barco- le dio el último empujón para que cayese por la borda, y se volvió hacia su camarada pirata.
- No me ofendas, Bryan, ya sabes que a mi me va la erótica de poder- le sonrió macabramente y miró a su alrededor en busca de alguien con un rango más decente, y si tenían la cara a juego mejor que mejor.

~~~

Dentro del navío, Naiper estaba comprobando por sus propios ojos por qué el Santa Bárbara era tan rápido. A parte de marineros a los que les estaban dando, al parecer, una paliza allí arriba, el barco tan solo tenía algo de comida y mucha, mucha pólvora. A pesar de ello, no desistió, y siguió merodeando por los estrechos pasillos, ahora vacíos.
No sabía en que parte de la embarcación se encontraba exactamente, pero había dejado de escuchar los golpes contra el techo provinientes del exterior. Estaba oscuro, y un fuerte olor a humedad y a sudor hizo que Marcy arrugara la nariz, murmurando un "joder, que mal huele". Las tablas de madera crujían al pisarlas, y de vez en cuando le parecía escuchar pasos apresurados que se dirigían a la batalla.

Una de esas veces, Marcy giró la cabeza, temerosa de haber sido descubierta por algún inglés despistado.
Aguantó la respiración. Con las prisas -o con las confianzas- no había cogido ninguna de las armas que llevaba siempre encima, ya fuera por la borrachera o por la rapidez con la que Eve había hecho desembarcar a los piratas, y no es que fuera prudente cruzarse con alguien. Pero no había nadie desde el fondo del pasillo, acechándola.
Volvió a respirar y se llevó la mano al pecho, girándose de nuevo.
- Hola, preciosa.

Tuvo que levantar la cabeza para mirarlo a los ojos. Delante suya, un hombre enorme que superaba la altura de la ladrona con creces la miraba con una sonrisa en los labios, dejando entrever unos dientes amarillentos, sucios y colocados casi uno encima de otro. No llevaba camisa, y la enorme barriga brillaba a causa del sudor y la roña, que le daba un aspecto más repulsivo si cabía. Uno de los brazos estaba totalmente tatuado con motivos marinos, y la ladrona pudo vislumbrar en su muñeca un P grabada en la parte de la muñeca, confundiéndose entre los tendones marcados por un puño cerrado. Con la otra mano, alzaba en el aire una espada a su medida.
Traduciendo, una enorme.
- Coño.

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To be continued...